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26 de octubre de 2012

Looper (2012), Ryan Johnson

En 2044 las mafias envían desde el futuro a sus víctimas para que se les asesine sin dejar rastro. Joe (interpretado por Joseph Gordon-Levitt) se gana la vida de esta manera, sin hacer preguntas, tan solo apretando el gatillo en el momento exacto, de forma que no quede rastro de su victima en el futuro. Lleva una vida triste y rutinaria, marcada por la muerte y las drogas, hasta que un día se encuentra con que la víctima que va a asesinar es él mismo llegado del futuro (interpretado por Bruce Willis). Ha sido enviado para morir, para que sea eliminada toda pista de su vida de sicario. De modo que empieza entonces el agónico enfrentamiento entre el yo “presente” y su yo “futuro”. 

El viaje en el tiempo es un recurso que el cine ha utilizado a menudo. En clave de comedia a lo Regreso al futuro, de aventura en sus versiones de La máquina del tiempo o de thriller de acción a lo Código fuente. Por ello, lo más destacable de Looper es justamente que no decae su interés, aunque en principio parezca que no aporte nada nuevo. Porque Looper es un thriller que mostrando una temática propia de la ciencia ficción, contiene tintes de cine negro. La película de Ryan Johson marca los tiempos de la intriga siguiendo la melancolía de unos personajes que no consiguen la felicidad. Desde el matón protagonista obsesionado en trasladarse a Francia cuando se retire, a un Bruce Willis que ha perdido todo, o la mujer y su niño con poderes paranormales que de alguna forma están aislados de la sociedad. Es más, el duelo a muerte entre los dos protagonistas tiene mucho (sobre todo en el tramo final) de western crepuscular. Por otro lado, la llegada de Bruce Willis al pasado le hace convertirse en una suerte de Terminator a la inversa. Necesita saber que su yo del pasado no va a tomar decisiones que cambien el rumbo de su vida. Porque finalmente la película habla sobre eso, la fatalidad del paso del tiempo y el peso que tienen las malas decisiones del pasado sobre el futuro. Se trata en definitiva, de las repercusiones de la “lucha” de uno consigo mismo.

Es una lástima que la caracterización de un buen actor como Joseph Gordon-Levitt no esté a la altura de una película que se desenvuelve de forma destacable. Demasiado maquillaje para no conseguir que un hombre de rostro tan amable, frunza el ceño lo suficiente como para encarnar la juventud de Bruce Willis, al menos de manera que parezca real. Looper se postula en definitiva como una película de naturaleza ambigua, partiendo de que el héroe de la historia es un asesino sin escrúpulos. Y no sólo eso, sino que él mismo es su propia víctima.

De la misma forma, Ryan Johnson intenta presentar a los sicarios como gente de carne y hueso, gente de a pie que trata de ganarse la vida como puede. Metiéndose al espectador en el bolsillo para que sufra con los protagonistas hasta el final.

5 de octubre de 2012

Salvajes (2012), Oliver Stone



Basada en la novela de Don Winslow, la última película de Oliver Stone presenta un triángulo amoroso metido en el negocio del tráfico de la marihuana en la baja California. Se encuentran sumergidos en el juego de los grandes cárteles mexicanos, del que una vez ganado suficiente dinero resulta difícil salir.  

Salvajes se postula en un principio como una obra que se desvía de sus últimas producciones y trae de vuelta al Oliver Stone de Asesinos natos y U-turn, giro al infierno. Y lo cierto es que Stone recupera su estilo visual. Sin embargo, aunque Salvajes contiene algunos lugares comunes con respecto a su cine de antaño, como el gusto por los excesos, la violencia y lo estrambótico, a la película le falta el “punch” de Asesinos natos.

Stone crea una escena muy poco creíble (entiendo que de forma buscada) en la que sobre todo el triángulo amoroso no cubre las expectativas. El ejemplo es que el papel de secundarios de Hayek y Travolta contempla mayores luces, así como Benicio del Toro aporta más a la película que Taylor Kitsch, Blake lively y Aaron Jhonson juntos. Y como el trío amoroso, aunque la película consigue una factura aceptable y reconocible, se acaba haciendo pesada.

Entre esa atmósfera amarillenta de disparos y porros, Salvajes tiene algunas ráfagas del western fronterizo. En el que aparece una frontera real, como la línea que separa EEUU de México, y otra ficticia, en el sentido del intento de cambiar de vida o planear un último trabajo antes de retirarse. Lo cual siempre acarrea una confrontación con desenlace dramático. De hecho, el desenlace o duelo definitivo, va acompañado por una banda sonora que sigue los cánones del western. En un final para sorpresa, a dos bandas (desconozco si es así en la novela o es invención del cineasta). O lo que es lo mismo, Stone termina su película con un final imaginado por la protagonista y otro que representa el desarrollo real. Gesto totalmente innecesario que recupera de alguna manera el tono poético con el que se abre el metraje y que reivindica el carácter extravagante y militante del cineasta norteamericano. Rompa más o menos con la norma, lo cierto eso sí, es que a nadie va a dejar indiferente. Aunque nos podría haber ahorrado algunos minutos de metraje.