2 de abril de 2009

Vals con Bashir (2008), Ari Folman

Vals con Bashir, un film de animación seleccionado para la sección oficial del festival de Cannes 2008, causó una verdadera expectación el año pasado. Y es que este film que narra las vivencias de su propio director en la guerra del Líbano en 1982 contiene un buen número de elementos a resaltar.

En primer lugar, es una película documental de animación, algo que de por sí, produce cierta curiosidad e interés. Por otro lado, su temática es absolutamente actual y los hechos son contados por la gente que los vivió, tutelados -por el contrario a como suele ser en un documental- no por alguien exterior que indaga en el tema, sino por un superviviente del conflicto.

Pero, esta coproducción israelí, francesa y alemana, va mucho más allá y su eje temático no se articula partiendo de los hechos que acaecieron propiamente dichos, sino que partiendo de un sueño del protagonista, narra la búsqueda de lo vivido en lo más profundo de su mente. Por eso, el eje del film es la memoria. Algo muy de actualidad también en España y en muchos lugares del mundo. Los recuerdos que marcan de por vida a aquellos que los han vivido y que en muchas ocasiones construyen una coraza donde dejarlos aislados. Folman construyó esa coraza hasta que tuvo la necesidad imperiosa de romperla para reconocer los hechos reales. Como aquéllos que necesitan reconocer a los verdugos para poder enterrar por fin en paz a sus muertos.

Vals con Bashir arranca con fuerza y consigue medir correctamente por lo general sus dosis de pausa y reflexión, dejando al espectador que engulla como necesita, lo que está viendo. Porque aunque es cierto que en el tramo final del metraje se aprecia un ritmo un tanto más ralentizado, el conjunto no pierde su interés en ningún momento, reforzado en todo momento por una fantástica banda sonora.

Sorprende observar la crudeza que transmiten esos testimonios animados a imagen y semejanza de sus homólogos reales. El propio Folman declaró que no quería que la gente saliera del cine pensando que había visto tan solo una buena película de animación, sino que saliera pensando que lo que habían visto fue real y miles de personas fueron asesinadas. Tal vez sea por eso –y es de lo poco que se le pueda reprocharle- que introduce algunas imágenes de archivo sobre la masacre rompiendo la coherencia de la animación. Aunque sea verdad que con ello dota a la película de un dramatismo aún más elocuente. No se la pierdan.


1 comentario:

babel dijo...

Como trabajo de animación y como documento no tienen pérdida. Eso sí, desvincula bastante la responsabilidad israelí en el asunto de esas matanzas; eso, hoy por hoy, todavía no ha sido resuelto ni se han depurado responsabilidades. Por ello, me pareció un tanto parcial.

Celebro volver a leer una reseña en tu blog, de verdad.

Saludos ;)