29 de octubre de 2012

Manifiesto de los trabajadores de la Filmoteca Valenciana

Si estás de acuerdo, puedes apoyar este texto enviando un mail a trabajadoresivac@gmail.com con la mención:

“Me adhiero a la declaración de los trabajadores del IVAC y solicito que se mantenga la integridad del organismo, de sus funciones y de su personal”

Texto:

EN DEFENSA DEL PATRIMONIO AUDIOVISUAL Y EL ACCESO A LA CULTURA
En el día mundial del patrimonio, los trabajadores y trabajadoras del
InstitutValencià de l’Audiovisual i la Cinematografia Ricardo Muñoz Suay (IVAC) consideramos necesario hacer constar lo siguiente. El IVAC, tal como lo conocemos, desaparece para integrarse en una nueva entidad de derecho público llamada CulturArts Generalitat, que fue aprobada por decreto ley el pasado viernes 19 de octubre y que engloba a la mayoría de los organismos culturales ahora existentes. Ello va a suponer un drástico recorte en los presupuestos y en el personal, cifrado en un 40%, que va a afectar a las actividades y a la calidad del servicio. Además, la extinción de la personalidad jurídica del IVAC va acompañada
de la más que probable dispersión de sus servicios en el nuevo organismo, e incluso, la posibilidad del cierre de alguna de sus sedes. Entendemos que esto supone una gran pérdida cultural, totalmente innecesaria.

Desde su creación en 1985 la Filmoteca, ahora IVAC, se ha convertido en un
organismo reconocido internacionalmente que cuenta entre sus socios y colaboradores con profesionales, historiadores, festivales y entidades de todo el mundo. El IVAC concentra todas las competencias relativas al audiovisual y el cine en la Comunitat Valenciana cumpliendo tareas de adquisición, conservación, restauración, catalogación, documentación, publicaciones, programación, fomento, difusión y administración. Todo ello se lleva a cabo con un equipo reducido y altamente especializado y sin generar deuda.

EL IVAC es miembro de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) desde 1995 y de la Asociación Europea de Cinematecas (ACE), de la que fue cofundadora, y ha participado y participa en numerosos proyectos internacionales, varios de ellos cofinanciados por la Unión Europea, junto con otras filmotecas y museos. Su archivo alberga una colección de más de 29.000 películas e incluye joyas de gran valor. Los trabajos de restauración, más de un centenar, han permitido recuperar películas perdidas de gran importancia para la historia del cine valenciano, español y mundial. En estos 27 años, la Filmoteca ha editado más de 150 publicaciones. Su centro de documentación, que incluye videoteca, biblioteca y hemeroteca, ha atendido en lo que va de año a más de 8000 personas. Asimismo, desarrolla programas de ayuda a la industria y fomento de la creación, formación, producción y difusión del audiovisual, que han contribuido a la existencia de
audiovisuales valencianas que, a su vez, pasan a formar parte de nuestro patrimonio cultural. Son programas de gran repercusión como demuestra el proyecto Curts, cuyos cortometrajes convocaron el año pasado a más de 30.000 espectadores de todo el mundo solo en festivales, sin contar su proyección en salas, televisiones y todo tipo de pantallas, además de obtener 40.000 euros en premios. Todo ello, con una mínima inversión por parte de la Generalitat.
Por sus salas de Valencia, Castellón y Alicante pasaron el año pasado más de 100.000 personas, y más de 40.000 en lo que va de año en esta sala Luis G. Berlanga, que también puede ver recortadas sus sesiones. Desde su apertura, ha proyectado miles de películas de todas las nacionalidades, épocas, formatos y estilos, ofreciendo al público valenciano el acceso a toda la historia del cine, y ha traído a nuestra ciudad a centenares de cineastas nacionales y extranjeros. También tiene a su cargo la celebración anual del Festival Internacional del Cine Cinema Jove. Se gestionan más de 1200 depósitos, legados y donaciones, que incluyen películas, documentos y material gráfico de gran valor, procedentes de los archivos personales de cineastas, escritores, estudiosos del cine y particulares que han confiado en el prestigio de la Filmoteca y el trabajo de sus profesionales. Ante la desaparición del IVAC, esta confianza se está malogrando y puede desaparecer, tanto por la pérdida de su personalidad jurídica y su identidad, como por la dispersión y los despidos de parte de su personal especializado.

Cinco años antes de la creación de la Filmoteca, en 1980, la UNESCO redactó la
"Recomendación para la salvaguarda y la conservación de las imágenes en movimiento". En dicho documento, la UNESCO establece que las imágenes en movimiento son parte integrante del patrimonio cultural de una nación y forman parte del Patrimonio de la Humanidad en su conjunto. Reconoce la debilidad material de las imágenes en movimiento y la necesidad de conservarlas en condiciones técnicas adecuadas y considera la pérdida de estas imágenes como un empobrecimiento del patrimonio cultural. Por ello recomienda que los poderes públicos garanticen su salvaguarda al igual que se conservan otras formas de
bienes culturales, para lo que se deben crear archivos no lucrativos que impidan la pérdida de la producción nacional y en los que esté asegurado el acceso de la ciudadanía. Ese es el compromiso del IVAC y su razón de ser: salvaguardar el patrimonio audiovisual valenciano y garantizar la difusión y el acceso de la ciudadanía a la cultura audiovisual.

La gestión integral de la salvaguarda del patrimonio y de la cultura audiovisual a
cargo de personal formado, altamente especializado y garante de la calidad del servicio, desde la gestión administrativa hasta el desarrollo de las actividades, ha homologado al IVAC con las filmotecas e instituciones dedicadas al patrimonio cultural de todo el mundo. Son tareas que, en mejores o peores circunstancias, ha venido cumpliendo desde su inicio, pero que ahora, con los recortes, la pérdida de identidad y el peligro de disgregación y desaparición de sus servicios y de sus trabajadores, pueden verse gravemente amenazadas.

Este es un servicio público. Trabajamos por y para vosotros y compartimos vuestro
interés por el cine. Por ello, os hacemos partícipes de esta situación, porque consideramos que nos afecta a todos: trabajadores, profesionales, usuarios y espectadores. Seamos conscientes de que los daños al patrimonio y la cultura serán irreparables.
LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DEL IVAC

26 de octubre de 2012

Looper (2012), Ryan Johnson

En 2044 las mafias envían desde el futuro a sus víctimas para que se les asesine sin dejar rastro. Joe (interpretado por Joseph Gordon-Levitt) se gana la vida de esta manera, sin hacer preguntas, tan solo apretando el gatillo en el momento exacto, de forma que no quede rastro de su victima en el futuro. Lleva una vida triste y rutinaria, marcada por la muerte y las drogas, hasta que un día se encuentra con que la víctima que va a asesinar es él mismo llegado del futuro (interpretado por Bruce Willis). Ha sido enviado para morir, para que sea eliminada toda pista de su vida de sicario. De modo que empieza entonces el agónico enfrentamiento entre el yo “presente” y su yo “futuro”. 

El viaje en el tiempo es un recurso que el cine ha utilizado a menudo. En clave de comedia a lo Regreso al futuro, de aventura en sus versiones de La máquina del tiempo o de thriller de acción a lo Código fuente. Por ello, lo más destacable de Looper es justamente que no decae su interés, aunque en principio parezca que no aporte nada nuevo. Porque Looper es un thriller que mostrando una temática propia de la ciencia ficción, contiene tintes de cine negro. La película de Ryan Johson marca los tiempos de la intriga siguiendo la melancolía de unos personajes que no consiguen la felicidad. Desde el matón protagonista obsesionado en trasladarse a Francia cuando se retire, a un Bruce Willis que ha perdido todo, o la mujer y su niño con poderes paranormales que de alguna forma están aislados de la sociedad. Es más, el duelo a muerte entre los dos protagonistas tiene mucho (sobre todo en el tramo final) de western crepuscular. Por otro lado, la llegada de Bruce Willis al pasado le hace convertirse en una suerte de Terminator a la inversa. Necesita saber que su yo del pasado no va a tomar decisiones que cambien el rumbo de su vida. Porque finalmente la película habla sobre eso, la fatalidad del paso del tiempo y el peso que tienen las malas decisiones del pasado sobre el futuro. Se trata en definitiva, de las repercusiones de la “lucha” de uno consigo mismo.

Es una lástima que la caracterización de un buen actor como Joseph Gordon-Levitt no esté a la altura de una película que se desenvuelve de forma destacable. Demasiado maquillaje para no conseguir que un hombre de rostro tan amable, frunza el ceño lo suficiente como para encarnar la juventud de Bruce Willis, al menos de manera que parezca real. Looper se postula en definitiva como una película de naturaleza ambigua, partiendo de que el héroe de la historia es un asesino sin escrúpulos. Y no sólo eso, sino que él mismo es su propia víctima.

De la misma forma, Ryan Johnson intenta presentar a los sicarios como gente de carne y hueso, gente de a pie que trata de ganarse la vida como puede. Metiéndose al espectador en el bolsillo para que sufra con los protagonistas hasta el final.

20 de octubre de 2012

“Lo imposible” y otras posibilidades

La última película del laureado director de El orfanato (2009) ha conseguido el récord de taquilla en España durante su primer fin de semana en cartel. Con un presupuesto de 30 millones de euros de financiación española, en sus tres primeros días de exhibición Lo imposible ha obtenido la friolera de 8.976.000 euros de beneficio, con casi 70.000 espectadores más que Torrente 4 (2011). En las últimas semanas tanto Juan Antonio Bayona, como su equipo y los protagonistas reales de la historia, han estado en todos los medios de comunicación del país, contribuyendo a realizar una buena campaña publicitaria que sin duda ha recogido sus frutos. Pero tal vez sea más importante si cabe, el hecho de que los protagonistas de una historia que sucedió a miles de kilómetros de España, en medio del tsunami que azotó el sudeste asiático en 2004, sean españoles. Una historia cercana que contó en su día en la radio la mujer que la vivió en primera persona y que maravilló al equipo de producción de Lo imposible, que con el cometido de conseguir mayor financiación se afanó en encontrar unos intérpretes de relevancia mundial como Ewan Mcgregor y Naomi Watts. 


No es de extrañar pues, que la historia haya repercutido tanto y su desenlace sea conocido por todos. Una familia que queda separada por la catástrofe natural, que sin embargo y contra todo pronóstico se topa con un final feliz. Lo cual desde el punto de vista cinematográfico puede suponer de entrada una dificultad a superar a la hora de atrapar al espectador. Pocos como el maestro Alfred Hitchkock tenían por costumbre desvelarnos de antemano lo que iba a ocurrir en el desenlace de sus películas. Lo curioso es que igualmente nos mantenía hasta el final con el nervio a flor de piel. Un gran reto que Bayona, buscando la lágrima fácil, no logra conseguir con garantías.

Claramente dividida en dos partes, Lo imposible muestra en su primer asalto el virtuosismo y la destreza de su director. La llegada del tsunami queda reflejada con un hiperrealismo y espectacularidad abrumadores. La conjunción de los planos, la violencia del sonido, la calidad de los efectos especiales… Hasta ahí todo tremendo, devastador, inabarcable. Sin embargo la película avanza y aparecen las carencias. Bayona juega de forma cansina con la banda sonora que destaca hasta el mínimo momento dramático. La trama va perdiendo interés y en ocasiones entre tanta lágrima se acerca muy peligrosamente al telefilm. Algo en lo que había caído en otra ocasión otro de nuestros más virtuosos e internacionales cineastas en su televisiva Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004). 

En una línea totalmente opuesta a Lo imposible camina Radu Muntean en su película Martes, después de Navidad (2010), que proyecta el TEA este fin de semana. Una de las películas a tener en cuenta del nuevo (y bueno) cine rumano. Tan lejana de la espectacularidad y del cine de masas, como cercana a la forma sobria de narrar historias de Cristi Puiu (La muerte del Sr. Lazarescu, 2005) o Cristian Mungiu (4 meses, 3 semanas y 2 días, 2007). Si Bayona es hiperrealista en la espectacularidad de la recreación de los hechos, Muntean es sobrio y austero. La realidad, en la película del cineasta rumano se respira en cada escena, en cada gesto de sus protagonistas. Evita el plano contra-plano en los diálogos y niega el detalle. Coloca la cámara fija y deja que el plano se alargue tanto como exija el diálogo hasta conseguir reproducir la escena de la manera más creíble posible.  

Como Lo imposible, Martes, después de Navidad habla de una pérdida y un rencuentro, el del amor. Esta vez del amor dormido de un hombre hacia su esposa, con la que tiene una hija, y el amor apasionado que por el contrario vive con su amante. En el fondo, de cómo se viven una mentira y los sentimientos encontrados que provoca.

Este fin de semana pueden conocer uno de los escasos éxitos taquilleros del cine español o disfrutar de la producente nueva ola de cine rumano. Sea como sea, disfruten del cine.

11 de octubre de 2012

Cosmópolis (2012), David Cronenberg

Como en una especie de Night on earth (Jim Jarmusch, 1991), Cosmópolis transcurre en su mayor parte en un vehículo que atraviesa la ciudad de Nueva York. Una limusina que transporta a Eric Packer, un joven millonario empeñado en ir al barbero aunque eso le demore todo el día. De camino va haciendo paradas, se reúne con sus asesores, asiste al ataque de un grupo de manifestantes que emulan el Occupy Wall Street, hasta que acaba dándose cuenta de que corre el riesgo de ser asesinado.


David Cronenberg ha realizado en los últimos años notables películas como Una historia de violencia, Promesas del Este (de la que prepara su segunda parte) o Un método peligroso. Todas ellas películas en las que, aunque deja un tanto de lado el característico estilo visual de películas anteriores, no abandona ni mucho menos los elementos más reconocibles de su cine. Lo siniestro, el psicoanálisis, la doble personalidad… en definitiva, aquello que permanece desconcertantemente oculto en el ser humano. En su adaptación de la novela de Don DeLillo recupera además el tono de la fábula y se acerca de algún modo a su pasado en el cine de ciencia ficción. Así como recupera la esencia de esa atmósfera fría y turbia de Crash, que reflejaba tanto la apatía como la delgada línea entre la excitación y el sufrimiento. Porque algo muy parecido es lo que siente el protagonista de Cosmópolis, en un mundo que él mismo crea y destruye.

Lo cual supone una muestra perfecta del tipo de personaje fetiche del realizador canadiense, alguien ambiguo, que esconda algo y sea extraño por naturaleza. Así de desconcertante es el protagonista de Cosmópolis, interpretado por un Robert Pattinson encasillado en su papel de vampiro en Crepúsculo. Y lo cierto es que resulta difícil no relacionarlo con tal bazofia cinematográfica, pero debe reconocérsele en este su último trabajo, en el que está a la altura de su personaje, por mucho que la crítica hable de su economía interpretativa. Lo cuál se presta además a otra lectura. Que Cronenberg reconvierte a uno de los iconos del Hollywood actual y por lo tanto un icono del mercado, en el rostro de una película que reflexiona sobre los desmadres del capitalismo y retrata su caída. De hecho, plantea un diálogo continuo entre el joven millonario y sus asesores, barbero, prostitutas, guardaespaldas, etc., que reflexionan sobre el estado del capitalismo y su declive. Al fin y al cabo lo que termina haciendo es mostrarnos los polos opuestos de la sociedad, las formas de vida y desvíos mentales derivados de un mismo patrón. Nos muestra al cazador cazado en su más pura expresión. A los monstruos que genera el capitalismo.

5 de octubre de 2012

Salvajes (2012), Oliver Stone



Basada en la novela de Don Winslow, la última película de Oliver Stone presenta un triángulo amoroso metido en el negocio del tráfico de la marihuana en la baja California. Se encuentran sumergidos en el juego de los grandes cárteles mexicanos, del que una vez ganado suficiente dinero resulta difícil salir.  

Salvajes se postula en un principio como una obra que se desvía de sus últimas producciones y trae de vuelta al Oliver Stone de Asesinos natos y U-turn, giro al infierno. Y lo cierto es que Stone recupera su estilo visual. Sin embargo, aunque Salvajes contiene algunos lugares comunes con respecto a su cine de antaño, como el gusto por los excesos, la violencia y lo estrambótico, a la película le falta el “punch” de Asesinos natos.

Stone crea una escena muy poco creíble (entiendo que de forma buscada) en la que sobre todo el triángulo amoroso no cubre las expectativas. El ejemplo es que el papel de secundarios de Hayek y Travolta contempla mayores luces, así como Benicio del Toro aporta más a la película que Taylor Kitsch, Blake lively y Aaron Jhonson juntos. Y como el trío amoroso, aunque la película consigue una factura aceptable y reconocible, se acaba haciendo pesada.

Entre esa atmósfera amarillenta de disparos y porros, Salvajes tiene algunas ráfagas del western fronterizo. En el que aparece una frontera real, como la línea que separa EEUU de México, y otra ficticia, en el sentido del intento de cambiar de vida o planear un último trabajo antes de retirarse. Lo cual siempre acarrea una confrontación con desenlace dramático. De hecho, el desenlace o duelo definitivo, va acompañado por una banda sonora que sigue los cánones del western. En un final para sorpresa, a dos bandas (desconozco si es así en la novela o es invención del cineasta). O lo que es lo mismo, Stone termina su película con un final imaginado por la protagonista y otro que representa el desarrollo real. Gesto totalmente innecesario que recupera de alguna manera el tono poético con el que se abre el metraje y que reivindica el carácter extravagante y militante del cineasta norteamericano. Rompa más o menos con la norma, lo cierto eso sí, es que a nadie va a dejar indiferente. Aunque nos podría haber ahorrado algunos minutos de metraje.