Nosferatu (1922), F. Wilheim Murnau
Las figuras cinematográficas malignas del expresionismo alemán representan verdaderamente “el mal” personificado. Son un ente superior y abstracto reflejado en un ser tangible cuya alma se ha vendido o ha sido robada por el diablo, o de la misma forma, son resultado de las propias fuerzas mágicas demoníacas. De ahí proceden el Conde Orlock, Césare, el Golem, Humunculus, e incluso Scapinelli, Mefistófeles o Caligari. No obstante la figura cinematográfica del monstruo propiamente dicha, con sus atributos y personalidad característica nace realmente con las creaciones de la Universal, con la figuración de Drácula, de los vampiros, de Frankenstein, etc.
Esa figura más abstracta del mal, permite más cómodamente ciertos metaforismos. Un ejemplo es que la figura de Nosferatu se vincula claramente con una figura animal: la rata. De hecho, el mismo personaje se asemeja físicamente al roedor, e indisociablemente, dado que en el film éste representa una plaga, se le asocia a ella como invasor transmisor de la enfermedad que acaba con un gran número de vidas humanas. No es extraño entonces, que el cartel de la película retrate la figura de Nosferatu de una forma híbrida, donde se advierten rasgos propios de una rata. Y es que Henrick Galeen se preocupó de remarcar este aspecto en la película tomando la referencia de un hecho histórico patrio. Trasladó la acción del Londres de Stoker al Wismar de 1843, donde se produjo una peste que causó estragos. Aunque en la versión inglesa, la trama transcurre en el Bremen de 1838, donde ocurrió lo mismo. Tras una tradición de siglos, el escepticismo asoció en muchas ocasiones estos hechos a la aparición de vampiros.
No obstante a Murnau, especialista en el manejo del simbolismo y el lenguaje de la imagen, le interesó en un momento del film asociar a su vampiro con otro animal: la araña. En la secuencia del barco, el vampiro que ya ha acabado con la tripulación, se nos muestra poderoso -como vemos en la imagen- mediante un plano contrapicado, rodeado por el cordaje de las velas del barco. De tal manera que la imagen juega con la facultad oscura del personaje vampírico, esa capacidad de seducir a la víctima llevándola a su terreno, donde al caer inesperadamente en sus redes no va a tener escapatoria. Así el gran cineasta alemán teje una tela de araña entorno a su personaje, expresando más aún si cabe, sus intenciones y características, creando un cuadro que inmediatamente nos remite a la figura arácnida.
Esa figura más abstracta del mal, permite más cómodamente ciertos metaforismos. Un ejemplo es que la figura de Nosferatu se vincula claramente con una figura animal: la rata. De hecho, el mismo personaje se asemeja físicamente al roedor, e indisociablemente, dado que en el film éste representa una plaga, se le asocia a ella como invasor transmisor de la enfermedad que acaba con un gran número de vidas humanas. No es extraño entonces, que el cartel de la película retrate la figura de Nosferatu de una forma híbrida, donde se advierten rasgos propios de una rata. Y es que Henrick Galeen se preocupó de remarcar este aspecto en la película tomando la referencia de un hecho histórico patrio. Trasladó la acción del Londres de Stoker al Wismar de 1843, donde se produjo una peste que causó estragos. Aunque en la versión inglesa, la trama transcurre en el Bremen de 1838, donde ocurrió lo mismo. Tras una tradición de siglos, el escepticismo asoció en muchas ocasiones estos hechos a la aparición de vampiros.
No obstante a Murnau, especialista en el manejo del simbolismo y el lenguaje de la imagen, le interesó en un momento del film asociar a su vampiro con otro animal: la araña. En la secuencia del barco, el vampiro que ya ha acabado con la tripulación, se nos muestra poderoso -como vemos en la imagen- mediante un plano contrapicado, rodeado por el cordaje de las velas del barco. De tal manera que la imagen juega con la facultad oscura del personaje vampírico, esa capacidad de seducir a la víctima llevándola a su terreno, donde al caer inesperadamente en sus redes no va a tener escapatoria. Así el gran cineasta alemán teje una tela de araña entorno a su personaje, expresando más aún si cabe, sus intenciones y características, creando un cuadro que inmediatamente nos remite a la figura arácnida.
5 comentarios:
La asociación de Nosferatu con la rata sí la había captado. No así la de la araña. Muy sutil tu observación.
Genial detalle!! Realmente la figura del Conde Orlock es una representación de las obsesiones más enfermizas, y sí la rata es uno de sus totems, la mugre de los insectos no se queda a la zaga. Además de que realmente el personaje atrapa a todos en su tela de araña, igual que Drácula (que al fin y al cabo, son el mismo personaje).
Saludos!!
Ese Murnau era un jodido genio. ¿Acaso existe ALGO que haya hecho que no sea increíble? Gran reseña, te felicito.
Buenas, Yorgos.
Buen apunte que haces sobre esta película. Cuando yo la reseñé en mi blog también hice referencia a que estos films representan el verdadero cine de terror, al darle forma a los miedos y amenazas perpetuas del hombre: la locura, la enfermedad, lo desconocido…
Genial ese paralelismo entre el vampiro y la enfermedad, la peste; la tensión brutal de cada secuencia, y el carácter de postromanticismo-simbolismo genuino que atesora esta cinta. Tantas décadas, y tan poco cine de terror que se le iguale…
El expresionismo alemán es una de las etapas más fértiles del cine de todos lo tiempos, aunque no debiera restringirse al calificativo de "expresionista" la importancia del cine de los veinte en Alemania, ni por supuesto el arte de Murnau. A caballo entre dos guerras, iluminando los contrastes de una sociedad destrozada, sometida, con poco de lo que sentirse orgullosa y con miedo (ese miedo que aprovecharía de manera magistral Lang para su Mabuse),el cine fue el medio de expresión de una generación de cineastas que se atrevió a experimentar con el medio como pocas veces después se ha hecho.
Un saludo. Se te sigue leyendo.
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