Liberté (2009), Tony Gatlif
Si algo no se le puede reprochar al director de origen argelino y raíces gitanas Tony Gatlif, es que tiene una idea del cine muy personal y jamás renuncia a un estilo entre otras cosas muy comprometido. Lo cual conlleva el riesgo de caer en la redundancia, puesto que verdaderamente, reinventarse es una tarea muy difícil para alguien con unos ideales fílmicos y unos objetivos tan claros.
Gatlif, un cineasta del que se ha hablado y mucho en este blog, aquel que con más empeño ha dedicado su cine al pueblo romá, desde su arraigo a sus propias raíces y a la música –que juega en sus películas el rol de un personaje más-, se asemeja en cierta manera a Emir Kusturica. Y no únicamente por esa pasión por su pueblo y esa fijación por lo musical del ente fílmico, si no por ese estilo tan claro y definido que ha terminado ahogando en sus últimas obras la sensación de frescura y sorpresa e incluso los tintes de improvisación que caracterizaban su cine.
Algo parecido sucede en Liberté, última y esperada película de Tony Gatlif estrenada el pasado mes de febrero en Francia, que aunque entretiene y muestra tintes de buen cine, acaba repitiendo los mismos esquemas de sus películas anteriores. De ello hace gala el personaje de Tano, metáfora de la libertad y leitmotiv de la película, a la que va pautando con algo de humor y de locura entre los momentos álgidos del drama.
Sin embargo, dentro de su temática habitual, Gatlif se refiere esta vez al Holocausto recordando la aniquilación llevada a cabo por los nazis de entre 250.000 y 500.000 gitanos. Y para ello nos ofrece de nuevo una bellísima banda sonora y un guión de fuerte talante dramático.
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