Los vengadores (2012), Joss Whedon
Se abre el telón y
aparecen multitud de superhéroes, seres capaces de salvar el planeta
representando a la humanidad, tomando partido de la clásica lucha entre el bien
y el mal. Una buena muestra de los personajes que varias generaciones soñaron
ser, Los Vengadores: Thor, Capitán América, Iron Man, Hulk, Viuda Negra y Ojo
de Halcón. Ante tanto batiburrillo y tantos otros deslices en este tipo de
superproducciones, salta la alarma. Pero lo cierto es que Los Vengadores está muy bien narrada y tiene todo lo que ha que
tener una buena película de acción.
Es evidente que la
mítica editorial de cómics estadounidense Marvel sigue avanzando con pasos de
gigante en el mundo del cine. Después de la saga X-Men ha coproducido otras películas sobre superhéroes, casualmente
los que componen al equipo de Los Vengadores. Thor (Branagh, 2011), El
Capitán América (Johnston, 2011), El
increíble Hulk (Leterrier, 2008) o la saga Iron Man (Favreau, 2008 y 2010), son películas de gran presupuesto
que han dado grandes resultados económicos. Superproducciones que han
funcionado como antesala del producto final, la recreación del cómic definitivo
que Stan Lee y Jack Kirby plasmaron en el papel allá por la década de los
sesenta: Los Vengadores. Como resultado, una película que dobla en presupuesto
a cualquiera de las anteriormente nombradas, y que sin duda multiplicará sus
beneficios.
Los
Vengadores es más de lo mismo pero mejorado, porque
destaca por encima de tantas otras películas de superhéroes tan edulcoradas que
acababan dando hiperglucemia. La película tiene ritmo, las dosis de acción
están muy bien pautadas y los continuos pero no excesivos brotes de humor
surgen cuando realmente se necesitan, como punto de fuga. Procedente principalmente
del mundo de la televisión (Buffy
Cazavampiros, Firefly, etc.) el
realizador Joss Whedon no deja un sello característico en el film, no trata de
hacer una declaración de intereses cinematográficos. Su producto es netamente
comercial y puesto que así debe ser, consigue lo que muy pocos: que el
espectador se amarre de verdad al asiento y no se sienta ante una película más
en la que casi deba hacer un esfuerzo para entretenerse.
Sin llegar a los
niveles del hasta el momento inalcanzable Batman
Christopher Nolan, entre otras cosas porque es un tipo de película
distinta, Joss Whedom consigue darle con creces al espectador lo que busca
cuando visualiza una película de acción en una sala de cine: buenas dosis de
entretenimiento y adrenalina. Seguro habrá secuelas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario