En la ciudad de Sylvia (2007), José Luis Guerín.
En su día Godard definió el séptimo arte desvelando la evidencia de que el cine son veinticuatro fotogramas por segundo. Si hoy nosotros tuviéramos que definir el cine en manos de Guerín, podríamos decir que además de eso, el cine es poesía.
En la ciudad de Sylvia nos presenta a un personaje que nos es desconocido, porque nada se nos desvela sobre su vida. Es un personaje anónimo. Desconocemos su psicología, su oficio, su carácter. Solo entendemos que es un extranjero que invierte su tiempo contemplando a las mujeres, reinventando su rostro, intentando reconstruir el rostro de la mujer que le obsesiona, que persigue. Una mujer, Sylvia, que ni siquiera sabemos si existe. Un protagonista viajero que toma nota de aquello que reclama la atención ante sus ojos, evocando los modos de Stendhal o Baudelaire. Aún siendo más soñador y apasionado. Un personaje que representa la parábola del artista romántico. El apasionado que busca su ideal de belleza. El pintor de primaveras que no consigue dibujar a su musa. Que esboza una y otra vez su rostro de forma desesperada, comprendiendo que no puede poseer su belleza. Que recorre las calles de una ciudad desconocida persiguiendo una silueta que poco a poco se difumina.
Guerín rinde homenaje a su admirado cine mudo. Al peso del gesto, del rostro, que viene a ser en definitiva, la esencia del cine. Creando un largometraje carente de diálogos, donde habla la ciudad y no sus protagonistas, y lo hace utilizando infinidad de lenguas. Un rostro que habla sin decir nada. Al que exprime evocando, de una forma más sosegada, la importancia que los rostros tenían en Bergman.
El filme más calculado de José Luis Guerin, donde cada plano está repleto de detalles; en cada cuadro, hay una pintura. Donde se citan los textos de Petrarca. Donde se reflexiona entre otras muchas cosas, sobre el valor instintivo y primordial del cine, el del voyeur. El cineasta que persigue a su musa, que capta aquellos recodos de la ciudad que nos quisiera mostrar. Que como el protagonista, mira a su alrededor analizando todo lo que ve, tomando nota. Para enseñárnoslo, para reinventarlo, para contar su historia.
En la ciudad de Sylvia nos presenta a un personaje que nos es desconocido, porque nada se nos desvela sobre su vida. Es un personaje anónimo. Desconocemos su psicología, su oficio, su carácter. Solo entendemos que es un extranjero que invierte su tiempo contemplando a las mujeres, reinventando su rostro, intentando reconstruir el rostro de la mujer que le obsesiona, que persigue. Una mujer, Sylvia, que ni siquiera sabemos si existe. Un protagonista viajero que toma nota de aquello que reclama la atención ante sus ojos, evocando los modos de Stendhal o Baudelaire. Aún siendo más soñador y apasionado. Un personaje que representa la parábola del artista romántico. El apasionado que busca su ideal de belleza. El pintor de primaveras que no consigue dibujar a su musa. Que esboza una y otra vez su rostro de forma desesperada, comprendiendo que no puede poseer su belleza. Que recorre las calles de una ciudad desconocida persiguiendo una silueta que poco a poco se difumina.
Guerín rinde homenaje a su admirado cine mudo. Al peso del gesto, del rostro, que viene a ser en definitiva, la esencia del cine. Creando un largometraje carente de diálogos, donde habla la ciudad y no sus protagonistas, y lo hace utilizando infinidad de lenguas. Un rostro que habla sin decir nada. Al que exprime evocando, de una forma más sosegada, la importancia que los rostros tenían en Bergman.
El filme más calculado de José Luis Guerin, donde cada plano está repleto de detalles; en cada cuadro, hay una pintura. Donde se citan los textos de Petrarca. Donde se reflexiona entre otras muchas cosas, sobre el valor instintivo y primordial del cine, el del voyeur. El cineasta que persigue a su musa, que capta aquellos recodos de la ciudad que nos quisiera mostrar. Que como el protagonista, mira a su alrededor analizando todo lo que ve, tomando nota. Para enseñárnoslo, para reinventarlo, para contar su historia.
2 comentarios:
tengo unas ganas de verla...
Hola,
los invitamos a ver una entrevista que realizamos con el director español en nuestro blog.
Saludos.
Publicar un comentario