16 de abril de 2012

Tyrannosaur (Redención, 2011), Paddy Considine

El primer largometraje de Paddy Considine muestra el lado más oscuro de los seres humanos, sus miserias, sus errores. Se trata de una película filmada con la sobriedad, la denuncia y la reflexión propias de Ken Loach. Sin ir más lejos, la película trata sobre un viudo alcohólico y agresivo, sin aspiraciones, que conoce a una mujer que sufre maltratos. Temas comunes en su filmografía.
Tyrannosaur es una película dura, directa y sincera. Tanto que no tiene ningún problema en presentar a su protagonista como una persona detestable en el inicio de la película. Porque ésta se abre (y ahora vamos a desvelar los primeros cinco minutos de metraje) con un personaje interpretado por un soberbio Peter Mullan que se encuentra totalmente ebrio en un bar, donde protagoniza una violenta pelea. Después de golpear a varios hombres, sale del bar y recoge a su perro, al que por nada, mata a patadas.
Después de esto a uno se le revuelven las tripas y siente desprecio, pero es entonces cuando se produce el milagro. A pesar de todo, poco a poco el espectador se coloca del lado de un Peter Mullan que recuerda inevitablemente a la inolvidable Mi nombre es Joe (Ken Loach, 1998). Uno comprende hasta qué punto es capaz la vida de maltratar a una persona como para hacerla tan miserable. Porque Tyrannosaur cuenta la historia de dos personajes tan a la deriva (una excelente Olivia colman acompaña a Mullan), que te hace tocar fondo. A partir de ahí consigue que uno se apiade de los errores de los protagonistas, que se ponga en su pellejo y sienta como se revuelven las entrañas. Aunque no son más que seres humanos, personajes creados huyendo de los tipismos, tomados de un mundo que está ahí fuera y no siempre vemos.

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