Carmina o revienta (2012), Paco León
Carmina Barrios es una
mujer auténtica, de barrio, valiente y avispada. Una mujer de ideas claras
capaz de darlo todo por cumplir sus propósitos y defender a su familia. Resulta
que además es la madre del Paco León, aquel actor que se dio a conocer por
algunas interpretaciones televisivas, como por ejemplo en la serie Aída.
Carmina
o revienta nos presenta a la familia León (incluida
la recientemente laureada coprotagonista de La
voz dormida, María León) de una de las formas más extravagantes posibles. Parte
de algunos aspectos reales, del carácter de sus personajes y de su vida real,
experiencias vividas por la familia con anterioridad, etc. Todo queda muy
adulterado por una ficción que en ocasiones se aproxima en exceso a lo “freak”,
pero que te deja con buen sabor de boca.
Lo más destacable de Carmina o revienta no es la calidad de
su fotografía o la cuestionable efectividad de su guion, sino el revuelo que ha
levantado su arriesgada y desafiante distribución y exhibición. En realidad,
Paco León no es ni mucho menos el primero que se aventura a costearse una
película barata y arriesgada, y estrenarla directamente en internet. Muchos
otros lo han hecho anteriormente con mayor o menor éxito, explorando nuevos
campos de producción, distribución y exhibición del cine. Sin embargo, León ha
sido el primer cineasta español en estrenar simultáneamente su película en las
salas de cine, Internet y copia digital de manera pasiva. O lo que es más
importante, suscita mayor repercusión el hecho de que se trate de una persona
con cierto nombre (tanto como para llegar a todos medios de comunicación en
general), capaz de conseguir sobradamente una taquilla destacable. A lo que
añadir el éxito adquirido por el veredicto del Festival de Cine Español de
Málaga, donde obtuvo el Premio Especial del Jurado, el del Público y el de
Mejor Actriz. Por eso el sistema se ha sentido agredido, porque lo ha hecho
alguien que probablemente no necesitaba ningún factor exterior a lo comúnmente
establecido para recuperar o incluso multiplicar el dinero invertido en su
película. Porque en estos tiempos que corren tan malos para la cultura, se ha
cuestionado a gran escala la efectividad de la distribución del cine,
proponiéndose nuevas vías a las que lamentablemente las viejas convenciones se
oponen.
Sin embargo, resulta
evidente que el séptimo arte está cambiado, y mucho. Lo cuál no resulta nada
extraño. La historia del cine ha pasado innumerables momentos convulsos, como
el paso del mudo al sonoro, el cambio a la tecnología del color, la creación de
las multisalas, la desaparición de los pequeños cines o el paso a la tecnología
digital, incluido el 3D. Llevamos años en clara transformación. Es momento de
entender la exhibición del cine fuera de las salas (sin necesidad de que estas
mueran definitivamente), utilizando las ventajas de los canales de consumo de
masas, véase internet. Y Paco León, mediante una película en principio no apta
para todos los públicos, se pone precisamente del lado de los que realmente
permitimos que ese placer que es el cine exista: los espectadores.
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