Cosmópolis (2012), David Cronenberg
Como en una especie de Night on earth (Jim Jarmusch, 1991), Cosmópolis transcurre en su mayor parte
en un vehículo que atraviesa la ciudad de Nueva York. Una limusina que
transporta a Eric Packer, un joven millonario empeñado en ir al barbero aunque
eso le demore todo el día. De camino va haciendo paradas, se reúne con sus
asesores, asiste al ataque de un grupo de manifestantes que emulan el Occupy
Wall Street, hasta que acaba dándose cuenta de que corre el riesgo de ser
asesinado.
David Cronenberg ha
realizado en los últimos años notables películas como Una historia de violencia,
Promesas del Este (de la que prepara
su segunda parte) o Un método peligroso. Todas ellas
películas en las que, aunque deja un tanto de lado el característico estilo
visual de películas anteriores, no abandona ni mucho menos los elementos más
reconocibles de su cine. Lo siniestro, el psicoanálisis, la doble personalidad…
en definitiva, aquello que permanece desconcertantemente oculto en el ser
humano. En su adaptación de la novela de Don DeLillo recupera además el tono de
la fábula y se acerca de algún modo a su pasado en el cine de ciencia ficción.
Así como recupera la esencia de esa atmósfera fría y turbia de Crash, que reflejaba tanto la apatía
como la delgada línea entre la excitación y el sufrimiento. Porque algo muy
parecido es lo que siente el protagonista de Cosmópolis, en un mundo que él mismo crea y destruye.
Lo cual supone una
muestra perfecta del tipo de personaje fetiche del realizador canadiense, alguien
ambiguo, que esconda algo y sea extraño por naturaleza. Así de desconcertante es
el protagonista de Cosmópolis,
interpretado por un Robert Pattinson encasillado en su papel de vampiro en Crepúsculo. Y lo cierto es que resulta
difícil no relacionarlo con tal bazofia cinematográfica, pero debe
reconocérsele en este su último trabajo, en el que está a la altura de su
personaje, por mucho que la crítica hable de su economía interpretativa. Lo
cuál se presta además a otra lectura. Que Cronenberg reconvierte a uno de los
iconos del Hollywood actual y por lo tanto un icono del mercado, en el rostro
de una película que reflexiona sobre los desmadres del capitalismo y retrata su
caída. De hecho, plantea un diálogo continuo entre el joven millonario y sus
asesores, barbero, prostitutas, guardaespaldas, etc., que reflexionan sobre el
estado del capitalismo y su declive. Al fin y al cabo lo que termina haciendo
es mostrarnos los polos opuestos de la sociedad, las formas de vida y desvíos
mentales derivados de un mismo patrón. Nos muestra al cazador cazado en su más
pura expresión. A los monstruos que genera el capitalismo.
1 comentario:
Otra criatura pretenciosa del Sr. Cronenberg (por qué no seguir el camino de 'Promesas del Este'?), perdido en sus masturbaciones capitalistas y apocalípticas disfrazadas de vampiros...
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