Drive (2011), Nicolas Winding Refn
Basada en la novela homónima de James Sallis, Drive significa la primera incursión en el cine norteamericano del danés Nicolas Winding Refn. Un cineasta que aunque ha realizado ocho películas, ha sido hasta el momento un desconocido en las pantallas de nuestro país.
Ryan Gosling encarna a un conductor especialista en películas de acción. Un personaje sin nombre, que siempre lleva una chaqueta con un escorpión bordado en la espalda. Un hombre que explota su pericia al volante conduciendo esporádicamente para ladrones. Alguien reservado, casi inexpresivo y con cierto aire nostálgico y decadente, que pronto se enamora de su vecina. Un hombre ambiguo, que deja correr la vida, cuyo destino parece estar escrito. Capaz de representar el más puro romanticismo y la más descarnada violencia. Algo que Ryan Gosling, uno de los chicos de moda de Hollywood este año (Crazy, stupid, love , de Ficarra y Requa y Los idus de mayo, de George Clooney), consigue transmitir a la perfección.
Drive es una película que te atrapa de principio a fin. Deudora del film de Walter Hill Driver (1978), las referencias al buen thriller de acción y al cine negro americano se mantienen durante toda la película. Con diálogos escuetos y una estética ochentera, sus imágenes estilizadas hablan por sí solas. Son la más pura expresión de la soledad y el deterioro de unos personajes que se mueven hacia un desenlace que parece inevitable, al que sin embargo permanecemos absolutamente enganchados. En algunos momentos, las escenas parecen arrastrarnos hacia la atmósfera desoladora de la pintura de Hopper.
Además, la película de Widing Refn ha sido una de las más gratas sorpresas del último Festival de Cannes, donde se llevó el premio a la mejor dirección. La maestría con la que está rodada desde la primera secuencia, da cuenta de ello. La presentación del personaje y la estética, la síntesis de lo que serán las persecuciones en el resto de la película, la entrada de la banda sonora, cómo los personajes van cayendo en las redes de la mafia...
En esta película el realizador danés es capaz de rodar las más brillantes escenas de persecución con una sobriedad absoluta y sin alardear de efectismos. Utilizando un realismo crudo y de lo más duro (sobre todo en algunas escenas de violencia explícita), es capaz sin embargo, de dejar algún que otro momento memorable al más puro romanticismo poético.
Aunque ha sido poco valorada en las nominaciones a los Oscar, en las que opta únicamente a mejor montaje de sonido, lo cierto es que Drive supone una de las mejores producciones de 2011, al menos en lo que al cine de género se refiere.
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