10 de febrero de 2012

Eva (2011), Kike Maíllo

Eva nos presenta una historia futurista y llena de suspense, que gira en torno a un triángulo amoroso. Una película de género arriesgada y diferente en una cinematografía española, donde es escaso el cine de ciencia ficción. De momento 12 nominaciones a los Goya la respaldan.

El film se sitúa en un paisaje gélido, asolado por la nieve. Un lugar donde, en el año 2041, el ser humano es capaz de crear robots a su imagen y semejanza. Para trasladarnos a este ambiente futurista, se entremezcla la reproducción de la estética de los años 70 con la utilización de unos efectos especiales notables. Los coches, los interiores o la forma de vestir de esa época conviven con la inteligencia artificial. Algo que aunque resulta un poco extraño al principio, acaba dando buen resultado.

El punto de partida de la trama es el retorno a la ciudad del protagonista del film, Álex (Daniel Brühl). Lo cual cierra un triángulo amoroso formado por su hermano (Alberto Ammann) y la mujer de éste (Marta Etura) en el que participa un factor externo: Eva. Álex vuelve a la ciudad donde se creció con el cometido de retomar una investigación sobre la robótica emocional aplicada a niños robots. Pero en el fondo esa es sólo la excusa, porque hay otros motivos que lo empujan a volver.

A través de unas localizaciones muy bien elegidas y una fotografía muy bien ejecutada, el espectador siente los sentimientos de nostalgia y tristeza que le producen al protagonista el entorno en el que de nuevo se encuentra. La labor de la producción artística es encomiable, porque el fondo de la escena transmite los sentimientos del protagonista tanto como su propia interpretación.

Con la primera secuencia de la película, Maíllo ya nos presenta ese angosto y duro paisaje. Nos muestra aquello que ni siquiera el ser humano es capaz de contener: la naturaleza. Y para ello utiliza uno de los más preciados recursos utilizados por el maestro del suspense, Alfred Hitchcock. Mediante un flash forward nos enseña en la secuencia inicial, el que será prácticamente el desenlace de la película. Una forma maravillosa de encarar la trama dejándonos ver, cuando aún no conocemos nada de la misma, cuál será su detonante.

No sería nada descabellado que Eva se llevara unos cuantos premios el próximo 19 de febrero. Aunque lo tenga difícil en candidaturas como mejor guión original, mejor dirección de fotografía, mejor actor principal o mejor actor de reparto, al menos los premios a los mejores efectos especiales y mejor director novel serían más que merecidos.

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