14 de febrero de 2008

Incombustible Manoel de Oliveira

Pensando en grandes cineastas que trabajaron hasta edades desorbitadas, tanto como su salud les permitió, los ejemplos nos saldrían a pares. El cineasta, como el cinéfilo vive y se desvive hasta el último suspiro por una única cosa: el cine. Grandes cineastas, para grandes películas póstumas. Bergman rodó Saraband con 75, Buñuel Ese oscuro objeto de deseo con 77, Kurosawa llegó a Madadayo con 83 y Resnais está rodando Les Herbes folles entrando en el club de los nonagenarios, y Oliveira, cerca de alcanzar el centenar, en los últimos 10 años, ha dirigido 11 películas. Es un caso aparte.
A sus 99 años, el director portugués sigue dirigiendo cine no sólo con buen criterio, sino a un ritmo pasmoso. Tras su recientemente estrenado en España homenaje a Buñuel, Belle Tojours, se apura en presentar Cristóvao Colombo-O enigma. Y ya tiene en mente dos nuevos proyectos, la adaptación de un cuento del escritor portugués Eça de Queirós y un film colectivo.
Manoel de Oliveira, una de las cimas del cine europeo.

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