29 de marzo de 2008

Cíngaros en el celuloide: representaciones de la cultura gitana a lo largo de la historia del cine

Se denomina cíngaros -de la voz italiana “zíngaro”- a aquellos individuos que provienen de un pueblo cuyo origen reside en la India, conservando en gran medida aptitudes nómadas y rasgos físicos y culturales propios. Según señala el doctor Donald Kenrick, (1) el camino que trajo a este pueblo hasta Europa no fue trazado por un grupo uniforme de población india. Las distintas tribus de cíngaros indios se casaron entre sí y se mezclaron en Persia, desde donde muchos de sus grupos prosiguieron el camino hacia Europa ante las distintas invasiones y guerras en su territorio, en busca de mejores condiciones de vida.

La raíz griega de la palabra “cíngaro” (cuyo significado es “intocable”), ha dado lugar a un sinfín de acepciones variables según situación geográfica. De este modo aparecen las denominaciones zíngaro (italiana), cigány (húngara), zigeuner (alemana), tsigane o tzigane (francesa) o gitano (española, donde también se acepta la propia acepción "cíngaro", denominada del mismo modo "zíngaro") entre otras, a las que habría que sumar otras tantas utilizadas por ellos mismos para definirse según sus características y geografía, como manouche, romaní, kalderash, sinti, etc. Definiciones que con el transcurrir de los años han ido adquiriendo un sentido peyorativo. Un buen ejemplo si cabe, es la atribución de otros significados a la palabra gitano en España, en tanto que automáticamente se asocian al individuo en sí. Y esto es algo que observamos a lo largo de toda la historia del cine. Cómo se asocia al gitano aquello pasional, misterioso, engañoso, oscuro o relacionado con la delincuencia. Dado que las acepciones de cíngaro -incluso a esta misma palabra que parece ser representativa del resto- han evolucionado de dicho modo en su significado, actualmente se estudia la posibilidad de englobar el término bajo la denominación de “rom” o “romá”, que ya venía utilizándose anteriormente.
Aunque se han realizado numerosos estudios escritos sobre los pueblos rom, el cine ha insistido tanto en su representación, como desinterés ha tenido por su historia. Como veremos, las temáticas cíngaras suelen aparecer en el contexto del s.XX o, en menor medida, vinculadas al bandolerismo del s.XIX. Pero en ningún caso en siglos anteriores. Por otra parte, en el s.XX -época en que han sufrido mayor represión-, hasta las dos últimas décadas el interés por su realidad social ha sido prácticamente nula.
No obstante, su aparición a lo largo de la historia del cine ha sido regular -a grandes rasgos- desde el descubrimiento del cinematógrafo a nuestros días. Teniendo en cuenta su condición de minoría étnica en tanto que ocupa un porcentaje mínimo de población y conlleva un entorno de marginalidad, llega a resultar sustanciosa su aportación cinematográfica.

En cuanto a la profesionalización en el medio cinematográfico, los casos son contados. En España son muchos los gitanos que han pasado por la gran pantalla, pero no con demasiada regularidad, como Cristina Hoyos, Lola Flores -madre e hija-, Chocolate, La Paquera, Paco de Lucía, Mario Maya, Antonio Canales o Antonio y Rosario Flores –más introducidos en la industria- son algunos de los ejemplos. Podemos afirmar que el caso más destacado es el del bailarín Antonio Gades, protagonista de una larga lista de filmes musicales entre los que destacan los rodados con Rovira-Beleta y Carlos Saura.
Si ampliamos nuestro campo de visión más allá de nuestras fronteras, tan sólo encontramos tres casos de profesionalización regular en la industria cinematográfica. En primer lugar, Tony Gatlif, quien ha dedicado la mayor parte de su filmografía a retratar las vicisitudes de su etnia. En segundo, el músico francés Ricardo Baliardo –alias “Manitas de Plata”- y su grupo, los cuales han aparecido en las pantallas tanto como peones americanos, como representando a personajes chinos o vietnamitas. Por último, un gran número de extras que trabajaron en los westerns europeos -en su mayoría también gitanos españoles-, interpretando por su parentesco físico a los indios.
A la hora de exponer la aparición de las temáticas gitanas en el celuloide a lo largo de su historia, son diversas las vías de estudio que podemos tomar.
Lógicamente, podríamos empezar haciendo una revisión cronológica indicando en cada caso, cuáles son los motivos estéticos utilizados y las temáticas referidas a los pueblos gitanos. Por otra parte, podríamos seguir el más que interesante estudio de José Ángel Garrido (2), quien expone además una división de las temáticas por su carácter folclórico o antropológico, así como las diferentes cuestiones expuestas a lo largo de un mismo film clasificando su sentido crítico o expositivo, descriptivo o artificioso, señalando los estereotipos de representación cinematográfica. No obstante, seguir dicho estudio conllevaría una escueta aportación personal, en tanto que una dedicación a unos menesteres que nuestro cometido, más centrado en otro ámbito, no necesita obtener con tal precisión.
Por otro lado, y de un modo aún más riguroso, podríamos realizar un análisis de las temáticas gitanas por nacionalidades. Sin embargo, dado nuestro imposible acceso –para el caso- a las fuentes, no conseguiríamos toda la información necesaria estableciendo tan sólo conclusiones nimias. Son muchos los países que han producido este tipo de cine, y resulta evidente que su evolución no se corresponda.
Por lo tanto, procederemos a un breve repaso a través de la historia del cine salvando las distancias, siempre otorgando mayor importancia al cine de una temática más actual, donde la principal preocupación es reflejar la situación social y cultural del cíngaro contemporáneo, y por tanto, relacionada en mayor medida con el cine de Tony Gatlif.
El primer film de temática gitana se remonta a los inicios del cine, incluso antes del cinematógrafo Lumiére. Ensayando con su aparato cinematográfico, Méliès filma a un grupo de romá en Campement de Bohemiens, en 1895. En 1913, habla sobre el carácter pasional de la etnia con Gypsy’s warning.
En lo referido a todo el periodo mudo –y tomando como referencia Hollywood- aparecen fundamentalmente representaciones de los tópicos, en tanto que únicamente de forma funcional y no de forma representativa. Es decir, figuras de gitanas que echan el mal de ojo, asociadas a un clima misterioso o marginal, cuyo vestuario es claramente distintivo y carecen de peso en el argumento. Dramas de Chaplin, De Mille o Griffith, y comedias de Laurel y Hardy, entre otros.

Pero estos tópicos no aparecen únicamente representados en el periodo mudo, sino también a lo largo del sonoro. Su mayor representante, las adaptaciones reiteradas de la Carmen de Mérimée, la Esmeralda de Victor Hugo o La gitanilla de Cervantes. Largometrajes como los de Lubistch, Reininger, Vidor, Godard, Rosi o Saura, respecto a la obra de Mérimée, donde el personaje de Carmen no suele ocupar el centro del tema narrativo del film; los de Dieterle, Delannoy o Trouslade y Wise –de Disney- en la obra de Hugo; o los de Adrià Gual y Enrique Jiménez o Fernando Delgado en la de Cervantes.
Como en literatura, aparecen los tópicos de representación del folclore y la pasión y libertad asociados a la etnia. No obstante, los personajes gitanos pierden esa simple funcionalidad que les caracterizaba anteriormente para tomar mayor –aunque poco destacada- importancia argumental. Como otros ejemplos que expresen en mayor o menor medida estas características dentro de la industria norteamericana, podemos citar El retorno de los hermanos coros (1955) de Ray Nazario, La condesa descalza (1954) de Joseph L. Mankiewicz, Alex y la gitana (1976) de John Korty o Estirpe indomable (1978), de Frank Pierson, centrada en el mundo gitano contemporáneo –concretamente en el liderazgo de los clanes-.
Por su parte, podríamos considerar el caso español, en una posición diferenciada al resto de filmografías. En nuestro cine, el tratamiento de la temática gitana tiene total protagonismo en un género folclórico-musical desarrollado fundamentalmente en Andalucía. Desde Celos gitanos (Ricardo Baños, 1909) y Amor gitano (Segundo de Chomón, 1911) a toda una serie de filmes que se remonta hasta finales de los años 50, donde destacan títulos como La gitana blanca (Ricardo Baños, 1925), María de la O (F. Elías, 1936), Canelita en rama (E. G. Maroto, 1943), La alegre caravana (R. Torrado, 1953) o Luna de sangre (Rovira-Beleta, 1950). (3)
Es a partir de la década de los 60 cuando surge un cine de temática y ambiente plenamente gitanos, el cual consigue hacerse prácticamente un hueco como género dentro del panorama nacional, principalmente tras el éxito internacional de Los tarantos (1962), de Rovira-Beleta. El film, con Antonio Gades y Carmen Amaya –en su última aparición en el cine-, muestra con la adaptación de Romeo y Julieta, la lucha entre dos clanes gitanos en el extrarradio de Barcelona. Se plasma, como se venía haciendo, el carácter exageradamente pasional de los personajes y las escenas musicales como muestra del folclore nacional. Pero en este caso, la historia transcurre en un espacio plenamente gitano en el extrarradio de Barcelona. Los protagonistas luchan por que sus respectivos clanes, enfrentados hasta la muerte, acepten su unión amorosa. Podríamos denominar el film pues, drama gitano, no sin olvidarnos del contenido musical y de la visión folclórica y exótica que de la etnia se nos ofrece.
Las mismas características comparten el siguiente largometraje de Rovira-Beleta El amor brujo (1967), así como podríamos introducir en el mismo grupo la trilogía de Carlos Saura Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) y El amor brujo (1986), todas ellas interpretadas por Antonio Gades y de gran repercusión por su más que satisfactoria difusión mundial. (4)

A este tipo de representaciones donde aún prima por encima de todo la visión folclórica, va añadiéndose paulatinamente una preocupación por la situación social, la realidad y los problemas del mundo gitano, que comienza a verse representada en Con el viento solano, (1965) de Mario Camus, llegando –entre otras- a Ley de raza (J.L.Gonzalvo, 1969), Alma gitana (Chus Gutiérrez, 1995) o Gitano (Manuel Palacios, 2000). Pero es en el drama relacionado con el documental y en el mismo género documental, donde se expresa dicha preocupación con mayor intensidad. Corre gitano (Atiárraga - Gatlif, 1982) y Lola vende cá (Llorenç Soler, 2000) son ejemplos de esa fusión entre ficción y documental donde aparecen, marginalidad de la etnia ante el resto de la sociedad y problemática en el seno gitano. En el film de Soler, la situación trágica de la etnia respecto a la marginación desde fuera de la comunidad y la negación a toda adaptación social desde el seno de la misma, aparece reflejada desde todos los frentes posibles. A ello, se le suma la muestra de costumbres y tradición gitanas. Como viene sucediendo en el film de Camus o el de Gutiérrez, aparece la temática musical, haciéndose gala en la representación del cante y el baile, pero en ningún caso tomándolo como eje central, tal y como venía siendo habitual en las obras de Rovira-Beleta o Saura.
No obstante, el documental muestra en todo caso una clara unión con la música. El caso de Polígono sur (2001), de la realizadora francesa Dominique Abel, es un ejemplo de situación social y revisión musical. A través del reflejo de la vida de los músicos gitanos en el barrio de Las Tres Mil Viviendas de Sevilla, la realizadora muestra la evolución de las nuevas tendencias del flamenco en tanto que la situación de marginalidad del barrio y las opiniones de las gentes que lo habitan. En sus dos anteriores mediometrajes documentales, Agujetas cantaor (1999) y En el nombre del padre (2000) se sumerge plenamente en el mundo musical flamenco, siguiendo a su manera -salvando las distancias-, los largometrajes Duende y misterio del flamenco (Edgar Neville, 1951), de carácter absolutamente didáctico y descriptivo sobre los palos del flamenco, y Sevillanas (1992) y Flamenco(1995) de Carlos Saura, donde, sin contenido didáctico se hace una exposición de las músicas e intérpretes gitanos. Cercano a ellos, podemos situar por otro lado, el film biográfico Camarón (Jaime Chavarri, 2005), sobre la vida del cantaor flamenco.
En lo referente al resto de cines europeos, el universo gitano aparece representado en el celuloide en relación a la amplitud de su población. Es decir, se dan más casos en naciones como Hungría, Polonia, Francia o la zona de los Balcanes, donde la población romá es más abundante. En estas zonas no resulta extraño encontrar filmes que traten parcial o exclusivamente sobre los cíngaros.
En algunos casos –en este, el polaco-, se hace revisión histórica, como en Y los violines dejaron de sonar (Alexander Ramati, 1988), sobre el exterminio de los gitanos en manos de los nazis. Ojos de gitana (Eslovenia, 1992), de Vinci Vogue-Anzlovar en cambio, trata la discriminación hacia los gitanos desde el poder, Otros, como Los gitanos van al cielo (URRS, 1976) de Emil Lotianu, se mantienen en una línea que guarda cierta relación con las series de Rovira-Beleta o incluso de Saura. Por su parte, en Yugoslavia, aparecen dos realizadores interesantes. El primero Alexander Petrovic, con Encontré cíngaros felices (1967). El segundo, y más importante, Emir Kusturica, con El tiempo de los gitanos (1989) y Gato negro, gato blanco (1994). Éste introduce elementos de la comedia, con toques de humor sobre las costumbres gitanas. No obstante no pierde el sentido dramático de su situación y muestra su modo de vida Kusturica sea tal vez, el realizador que más se asemeje a Gatlif en el sentido de su dedicación a la temática gitana. Aunque el argelino se desmarque del humor –sin renunciar a algunos chistes- comparten el retrato del gitano contemporáneo. Un gitano que además ha perdido esa estética tan estereotipada y llamativa que le ha acompañado a lo largo de gran parte de la historia del cine, para optar por otra más real, aunque en algunos casos -véase Kusturica- sea llamativa a su manera.

Otros ejemplos serían, en el caso húngaro, Porträt Tamas Peli (Lazslo Hadáis, 1978) o Zigeuner (Sára Sándor, 1982). En Rusia, y en Gran Bretaña La gitana y el caballero (Joseph Losey, 1958) o El enigma y el hechicero (Bob Hoskins, 1989) entre otros.

En caso francés, además de los filmes de Tony Gatlif, se dan dos obras destacadas, La course du lièvre à travers des champs (René Climent, 1972) y Le gitan (José Giovanni, 1975).



1. En Los gitanos: de la India al Mediterráneo. Madrid: Centro de Investigaciones Gitanas, 1995.

2. En Minorías en el cine. La etnia gitana en la pantalla. Barcelona: Publicaciones de la U. Barcelona, 2003.

3. Donde al igual que en El bandido de la sierra (Eusebio Fernández, 1926), aparece una imagen siniestra del gitano próxima al bandido o salteador de caminos, sin precedentes en otras cinematografías.
4. El mismo Carlos Saura, en una entrevista concedida a Flamenco World reconocía haberse sorprendido sobremanera al observar sus largometrajes en venta paseando por calles de China. En Japón afirma, el éxito es mucho mayor.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola! Muy bueno el artículo. Lo he encontrado porque estoy buscando desesperadamente una película para mi madre. La vio hace años y quiere volverla a ver.
Se trata de una película cuyo argumento básico describe una tribu gitana nómada desplazándose, y las cosas que les pasan por el camino. Mi madre dice que el título es algo así como "zíngaros bajo la luna", pero he buscado todas las combinaciones y no encuentro nada. Tú que pareces saber de esto, ¿tienes idea de a qué película/documental se refiere?

Mil gracias,
un saludo
Diana Junyent
dianajunyent(arroba)yahoo(punto)es

yorgos dijo...

Hola! muchas gracias!
bueno te cuento, no estoy muy seguro de qué película puede ser, ahora mismo no estoy muy iluminado, tendría que saber más o menos de qué éspoca es o si es española o no. Lo que sí se me ocurre es que si no es un documental televisivo, no se titulará zíngaros en la luna ni algo parecido. verás, hay un libro buenísimo sobre esto, donde se hace un estudio intensivo sobre las apariciones de los gitanos en películas analizando las temáticas y los modos de representación estadísticamente a lo largo de toda la historia del cine. he contrastado la información y no aparece ningún título parecido.
A mí se me antoja probable que sea "encontré zíngaros felices", de Petrovic. En "Les princes", de Gatlif, hay un viaje, pero no es de un gran grupo, sino de una familia, y en "Latcho drom" -también de Gatlif- si se obserban las visicitudes del nomadismo gitano, pero son diversas historias de diversos grupos, no de uno solo.
ahora bien, si la historia gira entorno a lo sucedido durante el Holocausto, perfectamente podría ser "y los violines dejaron de sonar", de A. Ramati.
Espero servirte de alguna ayuda! me parece que no he aclarado nada, pero si me puedes dar algún dato más entre los dos tal vez lo averiguamos!
saludos!

Anónimo dijo...

Fantástico el artículo. Creo que tengo una duda parecida. Estoy buscando una peli/documental que vi hace como seis años. La historia era sobre el nomadismo gitano y creo recordar que al tiempo que avanzaba geográficamente lo hacía también cronológicamente. De lo que si me acuerdo es de que el film acababa en extremadura, creo que en Badajoz, en un cerro. Me podrías guiar hasta el título?. Muchas gracias, un saludo

yorgos dijo...

hola! y muchas gracias!
la película de la que hablas es "Latcho Drom", de Tony Gatlif. En esta sección del blog hay un post sobre ella. Personalmente creo que es una película fantástica. Como dices, avanza geográficamente. Cronológicamente avanza no en el sentido estricto, sino en el sentido històrico, del recorrido seguido por los pueblos romà. El film comienza en la India, de donde surgieron los romà,pero el momento cronològico parece ser cercano al del resto de países que aparecen. La banda sonora, que hace prácticamente la labor de una voz en off,es impresionante, y conduce todo el metraje.
un gran saludo!