El silencio antes de Bach (2007), Pere Portabella

Mediante un plano secuencia memorable, Angelopoulos conseguía en La mirada de Ulisses mostrarnos la historia del cine en unos segundos. Mientras un antiguo velero atravesaba el mar a lo lejos, se aunaban la mirada del primer cineasta griego y la del cineasta del mundo actual, vacío, desesperado por encontrar esa mirada primigenia. Metaforizando el tiempo de una forma aparentemente tan sencilla.
A raíz de un misterioso plano secuencia en que la cámara recorre una galería vacía por la que se pasea un clavicordio con vida propia, que suena sin ser tocado y se mueve sin ser movido, Portabella arranca su film con un cometido similar. Die Stille vor Bach (El silencio antes de Bach), reflexiona sobre la evolución histórica del legado artístico del compositor alemán. Entre cachés y fundidos se nos muestran saltos temporales y espaciales sin apenas contraste, haciendo historia no solo de la vida de Bach, sino de la pervivencia de su música a lo largo de los años. Así se intercalan la vida cotidiana de del músico con diversas historias del mundo actual, a las que se incorporan otras de un carácter más abstracto y casi atemporal, como la secuencia del metro de Barcelona. Con todo, una muestra de la maestría en el manejo del lenguaje visual de la que hace gala el cineasta catalán.
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